El 10 de enero de 1506 salió de Flesinga una flota que conducía hacia España a doña Juana la Loca y a su marido, Felipe el Hermoso. La mar se mostró en el canal de la Mancha muy poco sumisa; hasta el punto de que don Felipe recibió un soberano porrazo, con pérdida del sentido. El temor a un inmediato naufragio hizo que amarrasen a la espalda del monarca un pellejo inflado, a modo de flotador, con un rótulo que le identificaba: El Rey Don Philipe.
A.L.
(De la R.G.M. de mayo de 1973)